ASI ARRANCA UNA CRÓNICA DE LA REVISTA PELO SOBRE 'EXILE ON MAIN ST' DE ROLLING STONES. NÚMERO 29. AÑO. 1972.
LOS ROLLING PERDÍAN EL GUSTO DEL PÚBLICO JÓVEN. Richards tomaba la delantera a base de desparpajo musical mientras Jagger se ilusionaba con ser el próximo James Dean en los set de filmación. ('Performance' de Nicolas Roeg y 'Ned Kelly' cuya dirección era de Tony Richardson). Jagger en contraposición a Lennon era un playboy, John era el artista comprometido, el Dylan de la generación hippie. La famosa época de los Stones de más quilombos que golazos musicales. A la fecha de la salida del disco el cronista nos habla de la banda cayendo en el gusto del público cuyo "algoritmo" apuntaba a las nuevas sensaciones: la oscuridad de la banda de Ozzy y Iommi y el glam rock más decadente de T. Rex y Slade, curioso que por el momento no se nombraba a Bowie pero faltaba poquito para la explosión marciana de Ziggy.
La sintonía Stone del Exile destaca la presencia del piano, elementos vudú y apariciones del góspel más spiritual. Retazos de los Stones habían bebido de las aguas de la música negra más elevada y cercana a Dios pero no de esta manera.
EL DISCO ES UN CLÁSICO INSTANTÁNEO. Las canciones más conocidas que a fuerza de magia y soltura han quedado en los setlist en vivo "Tumbling Dice" y "Happy" podrían no ser las más hiteras pero cargan con una emocionalidad total, por un momento uno alcanza el climax de otros viejos, viejos himnos.
Keef, como decía aquella letra de Muddy ('Rolin Stone')
Well, my mother told my father
Just before mmm, I was born
"I got a boy child's comin', he's gonna be
He's gonna be a "Rollin' Stone"
SOBRE EL GUSTO DE LOS JOVENES POR EL ROCK N ROLL Keef lo tenía claro, a pesar de su corta edad The Rolling Stones ya se sentaban en la mesa grande de esta música y todavía podían facturar y hacer billetes con los nuevos singles. "Tumblin" a la carga de un arreglo guitarrero sobrenatural sostenía la estructura melódica de todo el conjunto. Un disco de Richards y el resto. La nota lo deja en claro. El público a 50 AÑOS de su salida todavía no lo olvida ni lo hará jamás. La llama Stone no se puede extinguir.
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